Venerable maestro,

Por favor bendíganos para que algún día, en algún renacimiento, podamos llegar a ser como usted.

 

Como poder agradecerle lo suficiente, ¡Oh grandioso Maestro!

si Su ejemplo y Bondad no tiene cabida en mi terca y necia mente,

si Su Sabiduria da vida a cada texto del Santo Dharma que encuentro,

si Su Amor disipa toda tortura autoinfringida por mi ceguera,

si Su Compasión inspira cada dia a mi aletargado corazón,

si Su Infinita Paciencia logra apaciguar mi desenfrenado orgullo,

 

Como, me pregunto, puedo terminar de agradecerle a usted,

un Buddha entre mortales y fugaces seres,

si Su medicina esta sanando lo que este mundo no puede sanar?

 

Ante Usted me postro, le hago ofrendas y maravillado... tomo refugio.

 

Le Amo y le venero, precioso Maestro,

y disculpe mi necedad.

Querido Maestro:

Inmensa es la gratitud que llevo conmigo.
Y me regocijo de practicar cada día sus enseñanzas.
Escuchar en forma correcta el Dharma,
me hace recordar este capitulo:
Respecto al abandono de estas faltas del recipiente,
el Bagavan subrayó en uno de sus sutras:
“Escuchar bien, escuchar del mejor modo y retenerlo todo en la mente”.
Escuchar bien” se refiere a abandonar la falta del recipiente sucio;
“escuchar del mejor modo” corresponde al abandono de la falta del recipiente invertido;
Y “retenerlo todo en la mente” significa abandonar la falta del recipiente que está agujereado.

Este es, pues, el modo en que se debe escuchar.

Yo te hago oraciones, compasivo refugio y protector:

Tú eres el mandala de los tres kayas enjoyados

De los sugatas; pero con tus medios hábiles

Guías a los seres en el aspecto de un ser ordinario,

Como una mágica red que nos atrae.

"La Liberación en la Palma de tu Mano", Lam Rim Kyabye Pabongka Rimpoché)

Existen diez tipos de ofrecimientos a efectuar;

Estatuas, estupas, lo real, lo imaginado,

Las cosas que uno ha echo,

Las cosas que otros han echo por uno,

El propio servicio, y la propia carencia de engaños.